DESCONEXIÓN DIGITAL Y AISLAMIENTO EMOCIONAL
Francisco Javier Cantera Herrero. Presidente Fundación Personas y Empresas.
En la era pre-covid se planteó la necesidad de regularizar el derecho a estar desconectado digitalmente de tu trabajo. En aquellos momentos, era un adelanto social para evitar que el trabajo presencial y/o el teletrabajo se extendiera en horarios de clara necesidad de conciliación personal, familiar y/o social. En la etapa actual, in-covid más que un derecho es una necesidad, si no sabemos desconectar tenemos una dependencia exclusivista del entorno digital, y nuestra vulnerabilidad pandémica y nuestro aislamiento en el trabajo conllevan a necesitar la conexión digital como “placenta” con el mundo externo. Esperamos que en tiempo post covid evolucionemos de nuevo a un derecho y que no sea visto como un asidero emocional como es percibido actualmente, la situación hibrida de trabajo en la oficina y el teletrabajo implica una naturalidad para considerar la desconexión como un derecho del trabajador ¿Cómo en este momento In Covid debemos conjugar un derecho con una necesidad?, pues principalmente haciéndonos conscientes de las particularidades psicológicas de la situación actual.
Una crisis latente y suspendida en el tiempo con un prolongado aislamiento social como medida para combatir la pandemia no son unas circunstancias normales. Esta excepcionalidad conlleva una serie de conductas inadecuadas por su novedad y supone una serie de trastornos muy ligados al ecosistema del confinamiento gradual al que estamos sometidos. Muchas personas todavía no pueden ejercer su libertad de “smart working”, es decir, de trabajar en diferentes localizaciones según tu interés profesional, sino que tienes que permanecer en un teletrabajo forzoso en el entorno del hogar o yendo por turnos a un trabajo presencial. Este entorno tóxico actual genera una serie de respuestas psicológicas que se pueden clasificar en las siguientes categorías:
1.- Sensación de ansiedad.
2.- Escasa energía y excesivo cansancio.
3.- Sentirse solos y aislados.
4.- Excesivo tiempo de trabajo.
5.- Necesidad de disponibilidad en todo momento.
6.- No saber descansar.
7.- No poder separar el hogar de la oficina.
Estas siete consecuencias psicológicas surgen del estudio realizado con el título “Una nueva forma de trabajar” de Fellowes entre finales del 2020 y principios del 2021 con 7.000 profesionales encuestados en 10 países europeos. Y que tenemos que analizar más detenidamente en su interpretación.
En relación con la ansiedad, deberíamos reflexionar sobre las razones de las mismas que puedan estar entre las siguientes:
1.- Ansiedad por la vulnerabilidad que ha introducido la pandemia. No es debido al trabajo per se, sino al entorno de muerte diaria por contagio aleatorio de la población que nos genera una enorme incertidumbre.
2.- Ansiedad por el futuro del empleo, con la crisis económica que acompaña este revuelo sanitario, es una ansiedad no al trabajo sino al futuro escenario de tu empleo.
3.- Ansiedad por las competencias digitales nuevas que no podamos dar la talla digitalmente, es una ansiedad no en si al trabajo, sino a las capacidades para hacer frente al trabajo con eficiencia en un entorno solo digital.
4.- Ansiedad por la falta de espacios de trabajo informales que nos posibiliten relaciones sociales de trabajo desinteresadas y humanas, y, por tanto, es el trabajo en su contexto de aislamiento lo que impide expresar la sociabilidad como ecosistema de satisfacción en el trabajo.
La ansiedad no es al trabajo sino a estas razones del entorno de trabajo que explican un ecosistema de trabajo viciado en el origen y que nos impiden tener una relación sana con el trabajo.
Respecto a la escasa energía y un continuo cansancio se refleja por los trastornos en el nivel de descanso nocturno y es sintomático por las siguientes razones:
1.- Rutinización del trabajo a través de una continua pantallización de la relación con el trabajo nos lleva mantener una atención más focalizada sin interrupciones gratas que hagan más llevadero el trabajo.
2.- Inadecuada gestión del tiempo con elevados momentos intensivos y durante mucho tiempo del día. La libertad de trabajar cuando quieras necesita de un alto nivel de autocontrol, que no habíamos entrenado en nuestra experiencia pre-covid.
3.- Mayor nivel de trabajo individual por las características del ecosistema de trabajo y procedimientos muy artificiales para expresar el trabajo en equipo. Cansado de estar solo ante tus problemas y solo compartir tus temores con la pantalla.
Con relación al aislamiento como síntoma repetido habitualmente en el confinamiento, tenemos que hablar de los siguientes elementos:
1.- Una menor cercanía jefe/colaborador. Este dialogo básico de gestión del trabajo se aleja y deja de tener el contexto de lo cotidiano y sin las claves interpretativas que nos da la cercanía.
2.- Un menor feedback continuo que es básico para sentirse parte de un proyecto y generar sentimiento de pertenencia.
3.- Unas relaciones informales en espacios informales (cafés, charlas, encuentros) que generen entornos de relación enriquecedores personalmente más allá de lo operativo y/o productivo de la consulta por videoconferencia.
En relación con la gestión del tiempo, y la disponibilidad plena es un proceso de enorme preocupación por sus malignas consecuencias psicológicas que implican:
1.- Hacer consciente el síndrome FOMO (Fear of missing out), es decir, el temor a perderse algo o a dejar pasar algo importante. El querer estar enterado siempre o no perderse una primicia es fruto de la disponibilidad tecnológica y de la incertidumbre pandémica pero no debe distorsionar tu gestión del tiempo personal versus profesional.
2.- Incremento de la planificación del trabajo, en tiempo y momentos que faciliten una gestión racional del tiempo.
3.- Gestión del tiempo con pausas pautadas. Descansos previstos para generar sinergias positivas y evitar el continuo enganche/desenganche por una mala gestión del tiempo.
Y, por último, en relación con saber descansar y separar el hogar y el trabajo, tenemos que reflexionar que además de saber gestionar adecuadamente el tiempo, debemos poner foco en:
1.- Saber descansar en espacios diferentes y no encadenar tiempos de trabajo profesional con tiempos de logística del hogar que no generan un descanso sino un mayor estrés familiar.
2.- Tener liturgias para generar saber enganchar (empezar a trabajar), saber tener descansos (desenganche temporal) y saber desconectar (terminar de trabajar).
Dice Byung-Chul Han, el gran filósofo coreano actual, en su libro “La desaparición de los rituales”, que las liturgias y los rituales son acciones simbólicas que crean una comunidad sin comunicación, y permiten que una colectividad reconozca en ellas sus señas de identidad. Por eso, necesitamos entrenarnos en rituales durante esta etapa In Covid que nos permitan separar la vida profesional de la vida privada y así poder combatir el aislamiento emocional.
En fin, que la desconexión digital tiene que ser el nuevo ritual que nos proteja nuestra salud mental en este proceso agotador de trabajar en pandemia.