El día de todos los santos: el día de los muertos

Recordar a los muertos, tiene el propósito de vivir el presente con mayor intensidad y gratitud, y no solo a través del concepto de memento mori (recuerda que morirás).

Al ser conscientes de la finitud de la vida, podemos priorizar lo que verdaderamente importa, reducir el estrés, y fortalecer nuestras relaciones con los vivos. Además, recordar a los seres queridos fallecidos es una forma de mantener vivo su legado, enfocarse en los aspectos positivos que aportaron a nuestras vidas y honrar su memoria con amor y con alegría.
Para vivir plenamente el presente.
Incentivo para la acción: La conciencia de la mortalidad nos impulsa a aprovechar cada día, a no posponer acciones importantes y a ser más conscientes de cómo usamos nuestro tiempo.
Valoración del presente: Nos ayuda a apreciar cada minuto y a no dejarnos llevar por el estrés diario, dándole a la vida un sentido más profundo.
Reducción de la trivialidad: Pensar en la muerte puede hacer que muchas preocupaciones y conflictos menores pierdan su importancia, permitiendo enfocarse en lo esencial.
Para vivir mejor con los vivos
Fortalecimiento de relaciones: Recordar que la muerte separará a los que amamos puede motivarnos a decir lo que no dijimos, a solucionar lo que no está bien y a amar a las personas que tenemos cerca de una manera más consciente.
Amor desinteresado: Además, según la filosofía, la reflexión sobre la muerte puede ser la clave para amar a los demás de una forma más desinteresada y fiel.
Para honrar y mantener vivo el legado
Celebración de la vida: Recordar a los fallecidos de forma positiva, celebrando la vida que compartieron y las cosas positivas que aportaron, es una forma de honrar su memoria.
Continuación de su legado: Al honrar su memoria, se mantiene su legado vivo y se perpetúa su influencia positiva en nuestras vidas.

Los que estuvieron. La M.O.D.A.

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